Reflexiones

Mis queridos amigos y amigas: ¡Cómo transcurre el tiempo! Lo que más me maravilla es que, sin importar que seamos ricos, pobres, adultos, niños, hombres mujeres, la bondad y las buenas obras son siempre las llaves de la Felicidad. El sol sale para todos y el que se esfuerza y persigue sus sueños, los consigue. Deseo que mis buenos amigos y amigas vayan en pos de sus sueños y procuren hacerlos realidad.


Un sabio dijo: la riqueza de un humano se mide por la cantidad y calidad de los amigos qué uno tiene. Gracias por hacerme millonario. Hay un dicho que dice: “Cada vez que un hombre ríe, añade un par de días a su vida".


Para los buenos momentos, Gratitud. Para los malos, mucha Esperanza. Para cada día, una hermosa Ilusión. Y siempre, Felicidad. Esto es lo que te deseo de corazón. He visto la Felicidad y me ha dicho que iba a tu casa. Le he pedido que llevase consigo también la Salud y el Amor. Trátalos bien, van de mi parte. Que nunca te falte un deseo por el que luchar, un proyecto que realizar, algo que aprender, un lugar a donde ir, y alguien a quien querer...


Te quiero mandar algo especial para seguir en contacto contigo: nuestra revista bimensual IMPULSOS EDUCATIVOS. Que nunca te falte nuestra información, nuestras sugerencias y, por encima de todo, nuestras ansias de hacer el BIEN. Que tengas salud, paz y bien. Que aparezcan en tu vida los valores evangélicos y que Cristo te bendiga copiosamente. Que todo lo malo se olvide. Y que se cumplan todos tus deseos. Te recuerdo, te aprecio de verdad y oro por ti.


 P. Gregorio Mateu.

08/03/2021


Mis queridos amigos y amigas: Felicidad y Paz para todos.

Cualquier persona medianamente interesada por el resto de sus semejantes, se ha planteado en más de una ocasión esta pregunta: ¿Qué puedo hacer para mejorar el mundo?

En la actualidad, raro es el día en que las noticias no incitan a cuestionarse el propio comportamiento: ¿cómo puedo seguir llevando este estilo de vida cuando la gente está muriendo de hambre en muchos países, cuando los habitantes de una nación se matan entre sí, cuando el color de la piel o la carencia de pasaporte es un estigma que conduce a la muerte?

Y la respuesta no suele ser otra que una desconsoladora confesión de impotencia. ¿Qué voy a hacer yo frente a problemas de tales dimensiones? Por eso razonamos de la siguiente manera: no estoy en condiciones de arreglar nada. ¡Falaz razonamiento!

Aunque cueste creerlo, hay que contestar que sí. No se me pide que logre detener todas las guerras, solo que siembre un poco de amor a mi alrededor.

No se me exige que calme la necesidad de todos los hambrientos, tan solo que destine una parte de mis ahorros a quienes los necesiten.

No se me pide parar la pandemia del coronavirus, tan solo orar por los fallecidos y sus familiares, por los sanitarios que hacen un esfuerzo sobrehumano para cuidarnos, por el cese de la pandemia, así como dar ánimos a los que han contraído el coronavirus y ofrecer una humilde ayuda a quien no puede ir a hacer la compra.

Nadie me obliga a consolar a los millones de seres que necesitan apoyo, únicamente se me pide que sea un poco de alivio para cuantos están cerca de mí.

Nada más se me puede exigir, y tampoco nada menos. Y con estas acciones conseguiremos hacer recapacitar a los que nos contemplan y quizá cunda el ejemplo...

Queremos un mundo mejor. Deseamos salud, paz y prosperidad para todos. Ansiamos aliviar el dolor, la precariedad, el hambre, la soledad, la miseria, la ignorancia, el desespero de los marginados de la sociedad. Nos interesa fomentar la cultura, la educación, la fe, la unidad familiar, la justicia y la solidaridad.



Con nuestros mejores deseos de PAZ y BIEN.

Reflexiones

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